Desde el Chasquido nos proponemos reconocer a otros medios barriales que estuvieron o están en Parque Chas. En el número anterior entrevistamos a Fernando, del Portal de Parque Chas, que desde hace 20 nos viene acompañando
En este número voy a contarles de un medio que por distintos motivos me toca muy de cerca, así que mientras lo presento se me mezclan imágenes de mi mamá repartiendo el diario en el club Costa Rica, en negocios de las cercanías y en alguna que otra casa de vecinas que seguían mes a mes cada número. Se me vienen imágenes de las reuniones en la oficina que tenía papá en los Incas, donde se cerraban las puerta y aparecían las ideas, las discusiones, algún que otro grito o puteada llegado el caso. Aparecían también los mega proyectos, algunos delirantes e imposibles y otros, muchos, convertidos en realidad y que hoy disfrutamos todos los vecinos sin saber que fueron parte de sus luchas y conquistas.
El periódico se llamaba “Lo que faltaba”, y para contarles de qué se trataba me comuniqué con varios de los integrantes que me acercaron… ¡Información, recuerdos, fotos y anécdotas de esta historia de militancia comunicacional del barrio!
Cada uno de los integrantes de LQF me fue contando con audios y por escrito partes de esta historia de más de 10 años de duración, y en mi cabeza aparecían las imágenes de cada una de estas movidas donde el periódico comunicaba e informaba y ellos, con sus presencias, ratificaban en las calles la importancia de la acción directa.
El periódico se llamaba “Lo que faltaba”, y para contarles de qué se trataba me comuniqué con varios de los integrantes que me acercaron..¡información, recuerdos, fotos y anécdotas de esta historia de militancia comunicacional del barrio!
Lo que faltaba en Parque Chas
Cuenta Teti: “La idea surge en un periodo político social signado por la incipiente derechización del gobierno de Carlos Menem y el inicio de la resistencia de muchos militantes políticos-partidarios que iniciaron el recorrido hacia una militancia de tipo social. Es un poco el comienzo de lo que hoy llamamos los movimientos sociales.
En ese contexto (año 1990), a un grupo de amigos y militantes se nos ocurrió la idea de generar un periódico barrial mensual como forma de canalizar la vinculación con el barrio”.
Pablo agrega: “la necesidad era juntarse entre vecinos, compañeros, militantes, gente que venía de las izquierdas, peronistas a los que la llegada de Menem los dejó un poco paralizados, también aquellos que no encontrábamos en los partidos tradicionales lo que los 80 nos había dado con esa euforia del advenimiento de la democracia. Nunca nos comimos el rol del periodista profesional: desde un principio estuvo la búsqueda de lo que hace algunos años atrás se denominó el periodismo militante. Creo que hacíamos algo de eso y aparte le agregamos estar en los conflictos. No solo cubrirlos sino militarlos”.
Gustavo Majluff aporta algunos nombres: “surgió impulsado por Teti Romanella y Juan Carlos Cominguez, ellos motorizaron la idea, y nos sumamos Juan Carlos y Pablo Navarro, Lito Grisafi, Vicky Lopresti, Gustavo Primucci, Chico Giuliano y unos cuantos más, esa era la columna vertebral. Se sumaron también Osvaldo Marengo, Basilio Sioutis, Adriana y Fernanda Rossini. Lo diseñaba un compañerazo Néstor Fernandez y los imprimimos en el CID de Av de mayo 666, con otra metodología muy artesanal: hacer el original, fotolitos, se lo llevaba a la imprenta y ahí se paría LQF (Lo que faltaba) todos los meses”.
De donde surge el nombre tiene varias versiones en el recuerdo de sus integrantes. Teti dice que el nombre surgió de manera colectiva y Pablo agrega: “Lo que faltaba entre el fungi y el arito”. Se trataba de juntar la juventud de ese momento con la gente mayor que venía de una militancia durante la dictadura. El nombre aparecía en la tapa junto a, por ejemplo, una foto de un roquero y Atahualpa Yupanqui, o Gardel y Maradona, representando que el diario estaba abierto a todas las edades.
El periódico participó en varios conflictos sociales barriales, generalmente con reivindicaciones puntuales. Lito nos cuenta: “Era un medio alternativo con mucho compromiso, nos parecía que con solo informar no alcanzaba”.
«la necesidad era juntarse entre vecinos, compañeros, militantes, gente que venía de las izquierdas, peronistas a los que la llegada de Menem los dejó un poco paralizados, también aquellos que no encontrábamos en los partidos tradicionales lo que los 80 nos había dado con esa euforia del advenimiento de la democracia…”
Militar e informar: recuerdos y consejos de la mano de LQF
Pablo comienza con lo cotidiano: “Tratábamos de mostrar, desde un bache peligroso, la contaminación que salía de la Química Estrella, o los postes de la TV por cable: recién aterrizaban en el país y las empresas ponían postes podridos que se caían. En esto participaban mucho los vecinos. Uno de los logros fue impulsar la unión entre las distintas entidades, por ejemplo unir a las Comisiones Directivas de los Clubes de Barrio, a la Comisión de Asociados del Banco. Credicoop, acercar a las cooperadoras. Eso fue muy significativo para las instituciones.
Lito comenta algo que la comunidad ignora y está vinculado al hospital del barrio. LQF trabajó mucho, fundamentalmente, en dos campañas: una por la reconstrucción del pabellón oncológico del Hospital Tornú, por el año 1998, y otra, con un fuerte compromiso, seguimiento y recolección de firmas, para la compra del tomógrafo del hospital.
“Logros hubo de todo, y no logros también”, dice Gustavo, y continúa: “Acompañamos a los padres, alumnos y a la cooperadora de la escuela que luego se llamó Rodolfo Walsh. Habían elegido ese nombre juntos, las autoridades se oponían y ahí estuvimos dando batalla. Además, participamos en los primeros escraches de HIJOS que se hicieron en el barrio. Algo que no pudimos lograr fue que Chorroarín volviera a ser doble mano, para que los colectivos no pasen por delante de la escuela Santa Teresita”.
Teti agrega: “Me acuerdo de la apropiación de lo que hoy es la plaza Spinetta, en Villa Urquiza. Es un terreno que se quería quedar la empresa Cotto para hacer su estacionamiento. La peleamos junto a la Asamblea de vecinos de Urquiza y la ganamos.
Todos coinciden en que el conflicto más representativo fue la lucha por la reapertura del cine teatro 25 de mayo.
Era un cine teatro emblemático del barrio de Villa Urquiza, con mucha historia e influencia en toda la zona que abarcaba el periódico (Parque Chas, Villa Ortúzar. Agronomía, Villa Pueyrredón y Saavedra) cerrado por más de veinte años y abandonado, con intenciones de convertirlo en un templo o en un bingo.
Desde una nota en la contratapa del diario iniciamos un proceso de participación barrial (juntada de firmas, festivales, reuniones vecinales y con funcionarios, radios abiertas, cortes de av. Triunvirato) de un periodo de cinco años aproximadamente que culminó con la reapertura del lugar como un espacio cultural del gobierno municipal. “
La última edición
Yo no me acordaba y le consulté a cada uno cuándo y por qué dejó de salir LQF.
Pablo recuerda: “Se hacía a pulmón y costaba sostenerlo con las publicidades de comerciantes. El papel era muy caro, la impresión también. Crecimos en cantidad de hojas, el diario arrancó con una sola hoja y le fuimos sumando”.
Gustavo agrega: “En 2001, junto con el país, implosionó LQF. Costaba mucho bancarlo económicamente, peleábamos por subsistir, todo se hacía ad honorem. También, éramos bastante hippies. Nunca fue un proyecto comercial así que nunca pensamos en asegurar la permanencia”. Lito lo sintetiza: “Los fines eran claros, fuimos periodismo militante con reclamos concretos y territoriales, pero la crisis del 2001 nos mató”.
“En 2001, junto con el país, implosionó LQF. Costaba mucho bancarlo económicamente, peleábamos por subsistir, todo se hacía ad honorem …”
Teti suma una mirada política: “El periódico y su colectivo de redacción duraron diez años, de 1990 al 2001, con variaciones en su composición. Siempre tuvo los mismos fines e ideas. Solo fue mutando a partir de poder pensarse y actuar en los conflictos sociales alcanzando un grado de autonomía importante y acompañando un proceso social que culmina con las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001.
En esos meses finales del 2001, al calor de las intensas discusiones que se producían de cómo seguir en la etapa que se avecinaba, decidimos ponerle fin al proyecto priorizando los lazos afectivos de los componentes del colectivo. Fuimos una partecita de la resistencia a las políticas neoliberales que tan mal le hicieron a este país”.
Fotografías : Adri Navarro
Edición de Fotografías : Paula Figueroa @paula_figueroa_dg
Parque Chas, 17 de Febrero de 2021