La incomodidad de los commodities

(Contiene lenguaje soez)

A más de un año del inicio de la pandemia mundial y en el peor momento de la segunda ola de contagios, los principales dueños de la producción y distribución de alimentos aumentan los precios sin ningún límite, agobiando a la población e ignorando los llamados del gobierno.  Muchos de ellos se niegan a cumplir con la ley del aporte extraordinario a las grandes fortunas. A la vez fueron los que más ganancias obtuvieron en plena pandemia.

La cartelización de los alimentos de primera necesidad es el resultado de un proceso de concentración de grandes empresas en pocas manos, algo que viene ocurriendo desde hace cuatro décadas.

La competencia razonable entre empresas, ofreciendo un producto de mejor precio y calidad para ganarse una porción del mercado, hoy no existe.

Lo que ha pasado es que el pez grande se ha comido al chico y de ese modo se hizo con el control de todo el mercado. Desde esta cómoda posición, más conocida como “posición dominante” le puso el precio que quiso a los productos.

Hubo un tiempo que fue hermoso, o al menos mejor que éste, donde se proyectó una Argentina industrializada, económicamente soberana y con una justa distribución de la riqueza.  Hoy ese modelo de mayorías confronta con el aún vigente: el de la Argentina exportadora de materias primas controladas por grandes consorcios empresarios que se quedan con la parte del león y quieren más.

En otro tiempo a lo que se exportaba se lo llamaba producción argentina para el mundo. Hoy a las materias primas exportables las llaman jactanciosamente commodities.

En la actualidad la producción de alimentos está concentrada en un puñado de corporaciones: por ejemplo, en la industria láctea los productos de consumo masivo, como leche y manteca, lo controlan en toda la cadena (producción, elaboración, distribución y comercialización) dos empresas: La Serenísima (Mastellone) y Sancor. Ellos se juntan y deciden el precio. Si sube la demanda internacional de leche en polvo, que se factura en dólares, aumentan el precio interno de la leche y derivados (lo dolarizan), porque los señores quieren ganar en dólares.

Ese es el mecanismo de la llamada “inflación importada”. Es aquella que aumenta los precios internos porque está “atada” al dólar. El empresario que produce alimentos exportables quiere ganar en dólares afuera y adentro del país, con un beneficio adicional: que adentro paga buena parte de los costos en pesos.

Para los grandes empresarios o grupos económicos hay un solo objetivo: aumentar la rentabilidad al máximo, a como dé lugar.

Esto ocurre con los lácteos, los aceites, las harinas, los granos, la carne y con todos los alimentos de primera necesidad para los habitantes del país.

Pasa lo mismo con la yerba mate, aunque no sea un commodity, pero la producción, distribución y comercialización está también en manos de unas pocas empresas que se manejan con la misma rapacidad que sus colegas.

Dunga-dunga o morir.

Hay un viejo chiste, poco sutil y bastante racista que cuenta la historia de un cautivo en manos de una temible tribu en la jungla. El cacique le da a elegir al cautivo: dunga-dunga o morir. Este, acorralado ante la terrible opción de ser sometido a dunga-dunga, elige morir. El cacique le responde: bien, pero antes… dunga-dunga.

Algo parecido padece el pueblo argentino a manos de las corporaciones de alimentos.

Además de las empresas productoras y distribuidoras de los alimentos que hemos mencionado, están las que comercializan las distintas marcas que estas producen.

Estas empresas también están cartelizadas y concentran los principales puntos de ventas masiva de alimentos: son los hipermercados Walmart (ahora de Francisco De Narváez que suma a Changomás), Carrefour que es dueño de Día, Cencosud que controla SuperVea, Jumbo y Disco; Coto y La Anónima.

A tono con sus colegas productores, con los que comparten negocios, funcionan con el mismo afán rentístico, sabiendo que tienen un público cautivo: el mercado interno.

En varios casos son lo mismo, es decir la misma empresa que abarca toda la cadena. Dos ejemplos, en el rubro carnes, son Coto y La Anónima de la familia de Marcos Peña Braun, que tienen campos de cría de ganado, faenan, exportan, distribuyen y comercializan. Todas soplan para inflar la inflación porque es la manera más fácil de aumentar sus ganancias sin moverse demasiado.

A todo esto, hay que sumarle las maniobras especulativas ilegales que realizan estas empresas: el frigorífico Loguin Food, el frigorífico FRIAR de la empresa Vicentín, Coto, La Anónima y otros 10 frigoríficos más fueron multados a fin de marzo por subfacturar exportaciones y por exportar a través de empresas fantasma. Aparentemente no serían los únicos.

Como vemos los nombres se repiten y los delitos también. Esto se lo debemos en buena parte a la pesada herencia de Macri que desreguló y liberalizó el mercado interno y externo de carne vacuna, permitiendo que las grandes empresas hicieran lo que quisieran. Un viva la pepa.

En plena pandemia y en el momento de mayor exportación de carnes en 100 años se dio el pico más bajo de consumo de carne por habitante en Argentina.

Está claro: están exportando a lo pavote, por eso en la carnicería del barrio estamos pagando el kilo de asado lo mismo que se paga en Francia o Alemania.

Los “cautivos” somos nosotros, los ciudadanos de a pie, los que trabajamos y dependemos de un salario o, peor aún, aquellos compatriotas que son trabajadores informales y dependen de changas o de conseguir algún plan de ayuda estatal para poder comer.

Algunos economistas afirman que la inflación tiene otros componentes además de los aquí enumerados, es probable, pero estos son determinantes a la hora de ir a comprar la comida diaria.

 

¿Quiénes son?

Aquí va una breve lista del selecto top-ten de los que controlan la producción, la distribución y comercialización de los alimentos de primera necesidad. Se podrá apreciar la tendencia reiterativa de los nombres y, a la vez, la comunidad de negocios entre ellos. De eso se trata la cartelización.

Aceites: Aceitera General Deheza (AGD), Archer, Daniels, Midland, Company (ADM Agro), Cargill, Bunge, Glencore, Vicentin, Molinos Río de la Plata, Molinos Cañuelas.

Granos y harinas: Cargill, ADM Agro, Bunge, Cofco, AGD, Vicentín, Arcor.

Lácteos: La Serenísima, Nestlé, Danone, Sancor, Saputo (Canadá), Ilolay (de Alfredo Williner).

Carnes: La Anónima S.A., (de la familia Peña Braun), Marfrig S.A. (brasileña, dueña de Quickfood S.A.), Swift Argentina S.A., Friar S.A. (de Vicentín), Arre Beef S.A. (de la familia Borrell), Frigorífico Gorina (de la familia Riusech), JBS (brasileña, de Joesley Batista, amigo de Macri). Controlan el 75% de la exportación.

Yerba mate: Las Marías (de la familia Navajas Artaza), Molinos Río de la Plata (de Pérez Companc). Controlan el 85% del mercado.

Azúcar: Ledesma (de la familia Blaquier), Tabacal (de Seaboard Corporation), Los Balcanes (de Jorge Rocchia Ferro) Controlan el 80% del mercado de azúcar y el 60% del mercado de alcohol. 

Bebidas gaseosas: Coca Cola, Pepsi Cola. Controlan el 80% del mercado.

Pan industrial: Bimbo, Fargo.

Estas empresas son las que ganaron sumas fabulosas durante la pandemia y todo lo que facturaron se lo llevaron afuera, a sus guaridas fiscales. Además muchas de ellas se negaron a incluir sus productos en el programa de “precios cuidados”.

A no olvidarse. Detrás de esas firmas hay personas con nombre y apellido.

¿Y ahora quién podrá salvarnos?

Seguramente no será el Chapulín Colorado el que pueda hacerlo, pero sí es deber de quienes gobiernan el país. Fueron elegidos por el voto popular y tienen el poder del Estado que cuenta con herramientas suficientes como para empezar a poner en caja la desmedida ambición e impunidad de estos consorcios empresarios.

El control estatal sobre el comercio exterior no es nuevo en Argentina ni en el mundo. Haciendo un breve repaso histórico en la década del 30, durante el gobierno conservador de Agustín P. Justo se creó la Junta reguladora de Granos y de Carnes. Algo similar hizo el primer gobierno de Perón al crear el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI), con un enfoque distributivo.

No son medidas populistas, son medidas populares si se orientan a garantizar el acceso a la alimentación de toda la población.

Margaritas a los chanchos (chinos).

En un país con la riqueza y diversidad de la Argentina, productor de alimentos por excelencia, no puede estar casi la mitad de su población bajo la línea de la pobreza y, además, cuatro millones y medio de indigentes que no pueden acceder a la alimentación diaria.

Es claro y quedó demostrado que no es con diálogos amigables y promesas que se van a disciplinar las empresas monopólicas, nunca lo han hecho.

Quienes tienen hoy el control del Estado deben utilizar todos los instrumentos que disponen para evitar que continúe este festival de aumentos desmesurados de los alimentos de primera necesidad.

Además, el gobierno tiene un respaldo más que suficiente: quienes lo votaron, quienes hoy pasan hambre, quienes están por debajo de la línea de la pobreza. Son mayoría absoluta y están esperando medidas firmes y efectivas.

El hambre no espera.

¿Y qué hacemos nosotros?

Como ciudadanos comunes nuestra principal herramienta es la calle. Pero hay otras. Debemos dejar de consumir los productos industrializados que compramos en los grandes supermercados. Vaciemos de “clientes” los hipermercados. Dejemos de consumir “marcas”. Hay otras alternativas de producción y consumo de alimentos, es un cambio cultural, pero no solo eso: debe ser el camino para la transformación de la matriz productiva del país.

La producción cooperativa, comunitaria, regional, generada por una inmensa red de pequeños productores familiares es una opción que viene madurando desde hace décadas y hoy ya está presente en todo el país.

Es parte de nuestra lucha cotidiana. Los que aún vivimos en la Capital Federal, tenemos opciones de compra de alimentos sanos y frescos a precios justos.

Acá va la lista.
  • Alimentos cooperativos: La Pampa 4801, Villa Urquiza. De jueves a domingos. De 10 a 20 y 10 a 14 los domingos. www.alimentoscooperativos.com.ar
  • Mercado Solidario de Bonpland: Bonpland 1660, Palermo. De martes a sábados de 10 a 20 hs.
  • Mercado de la Agricultura Familiar y Campesina: Habana 3277, Villa del Parque. Martes a sábado de 9.30 a 20 hs. 
  • Almacén de Ramos Generales de la Unión de Trabajadores de la Tierra: Díaz Vélez 3761, Almagro. De lunes a sábados de 9 a 20 hs.
  • Almacén de Ramos Generales de la Unión de Trabajadores de la Tierra: Av. Triunvirato 3461, Villa Ortuzar. De lunes a sábado de 10 a 13 y 16 a 19. Sábado abierto hasta las 20 hs.
  • Nodo de la Unión Trabajadores de la Tierra: Caruhé 2076, Mataderos. Abierto todos los días de 10 a 20 hs.
  • Jepe´a: Bulnes 14. Almagro. Lunes a sábado de 8 a 12.30 hs. http://www.jepea.com.ar
  • La Agroecológica: Manuela Pedraza 2042. De lunes a sábado de 10.15 a 20 hs.
  • No cualquier verdura: Vera 868, Villa Crespo, Díaz Vélez 5461, Parque Centenario, Av. Francisco Beiró 3180, Agronomía. De lunes a sábado de 10 a 20 hs.
  • El Galpón de Chacarita: Lacroze 4171, al lado de la estación del Urquiza. https://elgalpon.org.ar/
  • La Yumba: Jorge Newbery 3199, Chacarita. http://layumbacooperativa.org
  • Cooperativa Séptimo Varón: Alcaraz 4310, Monte Castro, Sanabria 2600, Devoto, César Díaz 4422, Floresta, Sanabria 3397, Devoto, Cuenca 2324, Villa del Parque. De lunes a sábado de 9 a 13 hs. Y de 17 a 20 hs.  https://septimovaron.com.ar 
  • La Casa de Juana: Cramer 3468, Saavedra. Compras comunitarias: Por WhatsApp al 1138159755. http://mascercaesmasjusto.org.ar/es/2-todos-los-productos 
  • La Farina, almacén natural: Monroe 3810, Coghlan. De lunes a sábado de 10 a 14 y de 17 a 20 hs. www.lafarinanatural.com.ar 
  • Comunidad Natural (Lo de Basilio) Almacén Comunitario: Gral. Acha 2080, Villa Urquiza. Wsp: 1565203535.
  • Almacén Natural: Soler 5701 esquina Bonpland, Palermo.
  • AFÜN. Despensa Agroecológica: Av. Santa Fe 690, B 1641 Acassuso, Pcia. de Buenos Aires. WhatsApp 1125008555. Chefs @lauriarnau @jiddu.deslizzi. Lunes a Viernes 9 a 19, Sábados 9 a 18. AFÜN (@afun_agroecologico) 
  • Bolsón Soberano (Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires,FAUBA). CaLiSA FAUBA (Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria). www.calisafauba.com

Ilustraciones: Dorte Karrebæk. (Tak kære Dorte for din kunst og din gavmildhed!)

El Chasquido es la revista del Colectivo Barrial Parque Chas.

El colectivo surgió en noviembre del año 2015, en medio de la coyuntura electoral, y decidimos seguir juntos, pensando soluciones y revalorizando la política como instrumento de transformación de la vida cotidiana. Trabajamos en el barrio, atentos al otro. Intentamos dar cuenta de nuestra realidad, analizar, pensar y actuar por fuera del discurso hegemónico de los medios de comunicación. Desde nuestra conformación hicimos ciclos de cine debate, peñas, recolección de material reciclable, charlas, encuentros. Seguimos en acción, nos escuchamos, debatimos, nos redefinimos en cada encuentro. Creemos en nosotros como comunidad. La inteligencia colectiva puede más que cualquier proeza individual. Nos reunimos periódicamente en asambleas abiertas. Estamos a la vuelta de cualquier esquina del barrio.