El modo más eficiente de ocultar realidad es imponer otro relato. La oligarquía siempre ha pontificado acerca de República, Instituciones, Democracia y Diálogo mientras ha demostrado una praxis criminal en los hechos durante toda la historia del país, sin excepción. En este capítulo solo me referiré a los últimos 91 años.
Horacio Rodríguez Larreta-1930-
Tal el nombre del Procurador General de la Nación que convalidó el Golpe de Estado encabezado por el oligarca José Félix Uriburu, quien integraba una Logia Militar secreta dedicada a asegurar la hegemonía política de la llamada “clase alta”. Uriburu derrocó y encarceló a Hipólito Yrigoyen y de inmediato la Corte Suprema de Justicia de la Nación integrada por los doctores don José Figueroa Alcorta, don Roberto Repetto, don Ricardo Guido Lavalle, y don Antonio Sagarna más el señor Procurador General de la Nación doctor Horacio Rodríguez Larreta convalidaron el fin de la democracia. Eso sí: En nombre de las instituciones y de la República. Tuvieron que pasar 16 años hasta el 24 de febrero de 1946 para recuperar la democracia. Dieciséis años de censuras, autoritarismo, cancelación de derechos de todo tipo, prohibición de editar palabras de culturas originarias y neo feudalismo agrario en todo el país. Todo bajo el relato de cuidar la República y las Instituciones.
Eduardo Lonardi / Isaac Rojas -1955-
-Al Pueblo de toda la República. Movidos por los más puros ideales, apoyados por el legado histórico de nuestros próceres, alentados por las sagradas estrofas del Himno Nacional, nos hemos levantado hoy en vuestra compañía, contra la siniestra tiranía que ha tratado por todos los medios de ensuciar y destruir nuestra fe, nuestros símbolos y nuestras instituciones. Los objetivos son la libertad, la justicia y la paz espiritual. Combatimos la opresión, el odio, la corrupción de las instituciones y del mismo sentimiento de argentinidad-
Con esta consigna, en setiembre de 1955, se sublevó la Marina al mando de Isaac Rojas, dando sustento a un nuevo Golpe de Estado encabezado por el oligarca cordobés Eduardo Lonardi para deponer al gobierno democrático de Juan Domingo Perón. Previamente habían bombardeado Plaza de Mayo y Mar del Plata. Bombardear. Asesinar civiles. Destruir patrimonio público. El relato era que se combatía a la tiranía y se instauraba una Revolución Libertadora. El lema del golpe era “Dios es Justo”. Bombardearon, fusilaron, desaparecieron y tomaron el poder para poder hacer sus negocios sin que los plebeyos los regulen.
Dos meses después Lonardi era depuesto por otro fiel exponente de la oligarquía llamado Pedro Eugenio Aramburu. Y continuaron sucesivamente elecciones con proscripciones, golpes, nuevas elecciones y nuevos golpes. La Cohorte Suprema jamás penalizó a nadie.
Juan Carlos Onganía -1966-
Este nuevo golpe oligárquico estuvo a cargo del “nacionalista” Onganía. Encomillado adrede el término “nacionalista” porque el Dictador se encargó de desnacionalizar lo que había en manos de la Nación. Para ello contaba con apellidos oligarcas como Gotelli, Cáceres Monié, Gelly y Obes (como con Mitre un siglo antes), Astigueta, Krieger Vasena, Alconada Aramburú y otros, puestos a cargo de ministerios diversos. El terrateniente/periodista Mariano Grondona redactando la proclama golpista.
Este nuevo Gobierno fascista, al igual que los anteriores, seguía con el relato fantástico y se autobautizaba “Revolución Argentina”. Cubiertos por ese relato, como en los 36 años precedentes, hacían sus negocios la Sociedad Rural, la Mercedes Benz y la oligarquía en general mientras lanzaban los peores ataques contra universidades, sindicatos y el pueblo organizado que resistía desde abajo.
Jorge Rafael Videla -1976-
Este nuevo golpe oligárquico – inmerso a la vez en una ofensiva desestabilizadora de gobiernos democráticos diseñada por EEUU y denominada “Plan Cóndor” – tuvo, como los golpes anteriores, la participación activa del poder eclesiástico católico y de la Oligarquía terrateniente y empresarial. Ministros como Martínez de Hoz, Zorreguieta, Harguindeguy, Rodríguez Varela, Llerena Amadeo, Navajas Artaza y Dagnino Pastore actuaron cubiertos por la matanza y exterminio impuestos por la dictadura hacia abajo, regalando negocios hacia arriba a sus familias, amigos y socios nacionales y extranjeros. El nivel de criminalidad de militares, empresarios y jerarcas católicos fue impune dado que el Poder Judicial, como siempre, los consentía. Basta observar que aún hoy, la actual Cohorte Suprema de Justicia oligárquica se mantiene sin pronunciarse desde hace 6 años acerca de la condena de Carlos Pedro Blaquier –empresario asesino juzgado y condenado por las desapariciones durante el llamado “Proceso”- esperando claramente a que muera de viejo y pueda seguir libre hasta la tumba. Este gobierno infame tuvo otro Ministro oligarca llamado Jorge Aguado. Ruralista -CARBAP/CRA- y gorila, obtuvo la mayor condecoración de su vida del 4º Presidente fraudulento del “Proceso de desorganización Nacional”, Reynaldo Bignone, quien lo nombró Gobernador de facto de la Provincia de Buenos Aires.
Cuando retornó la democracia, después del desastre de Malvinas, Jorge Aguado pasó a ser empleado gerencial de Franco Macri, quien a su vez estaba casado con Alicia Blanco Villegas, madre de Mauricio Macri Blanco Villegas.
Carlos Ménem- 1989-
Este episodio del trayecto político de Argentina merece un tratamiento particular. En primer lugar por lo que significa la cooptación, por parte de la Oligarquía y los intereses imperiales, del Partido popular que ha aplicado históricamente las políticas más equitativas e independientes, a través del máximo arquetipo de la traición disfrazado de Facundo. En segundo lugar porque durante los dos gobiernos de este señor se produjo la mayor entrega a privados del patrimonio público nacional, con consecuencias nefastas que perduran hasta hoy. Comprometo la próxima entrega de Páginas ocultas exclusivamente para este tema.
Mauricio Macri -2007-
Luego de presidir el más popular de los clubes de fútbol y de lucrar políticamente con la tragedia de Cromañón, por primera vez logra la oligarquía llegar al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a través de elecciones libres. Y digo oligarquía ya que Mauricio Macri es Blanco Villegas. Por eso la inmanente presencia de los Bullrich, Peña Braun Menéndez, Pinedo y demás miembros oligarcas de su gabinete. Por eso su enjundia con tener policía propia y su fanatismo por el espionaje. La cabeza política y Jefe de Gabinete de Mauricio Macri fue, desde su asunción como Jefe de Gobierno de CABA, el bisnieto del Procurador Horacio Rodríguez Larreta con el que comenzó este artículo.
Imposible soslayar que Mauricio Macri tenía doble condena por contrabando y fue absuelto a través de un per saltum -histórico por lo fraudulento- de la Cohorte Suprema de Justicia menemista que luego fue desmantelada a través de los juicios políticos encarados por orden del Presidente Néstor Kirchner.
Mauricio Macri / Horacio Rodríguez Larreta -2011-
En las elecciones de 2011, luego de años de lo que hoy se llama Lawfare y que no es otra cosa que la concentración del poder económico en los medios de difusión y en el Poder Judicial para inventar causas e imponer un relato, Macri accede a la Presidencia del Estado Nacional, el bisnieto de Horacio Rodríguez Larreta a la Jefatura de Gobierno de CABA y María Eugenia Vidal a la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires. Solo en las dictaduras hubo semejante cantidad de oligarcas a cargo de Ministerios, Bancos públicos y Embajadas. Solo en las dictaduras hubo semejante despliegue de espionaje (a 171 organizaciones políticas y sociales), impunidad y desfalcos. Todo bajo el relato de la transparencia, la verdad y la República.
Disputa cultural -2021-
Una primera síntesis de los anteriormente expuesto es que, para establecer su dominio cultural-económico-institucional, la minoría oligárquica no contó solo con los pocos apellidos citados sino con decenas de miles de “empleadxs” dispuestxs a cumplir sus órdenes en 2200 localidades del país, sumando a estudios jurídicos e inmobiliarios que trabajan fundamentalmente para la minoría dominante.
Una segunda síntesis es que, para la minoría dominante y hegemónica en el discurso mediático, frases como “Organización Nacional” o “pleno funcionamiento de las Instituciones” no expresan otra cosa que reclamar que la mayoría del pueblo argentino – pobres, asalariadxs, pymes y pequeñxs comerciantxs – acate las órdenes de los Patrones del país.
Frases como “Estado de derecho” en voces o escritos de la oligarquía deben leerse como “Estado de derecha”.
Terratenientes y grandes empresarios se forman en una cultura que les transmite algunos valores diferentes a la mayoría de lxs argentinos. Desde niñxs vivencian la impunidad de su clase, desconocen lo público, desde el transporte hasta la educación, se sienten patronxs eternxs ya que desde niñxs pueden dar órdenes a criadxs. Un trabajador, una docente o almacenerx jamás se cruzará en un subte, un bondi o una plaza de barrio con algún/a miembrx de la oligarquía. Por tanto, las minorías jamás podrán tomar decisiones acertadas en lo que tiene que ver con lo público ya que, además de despreciarlo, lo desconocen. Las palabras más valiosas de su entorno cultural son privado y privada. Por supuesto que requieren del trabajo permanente de quienes usamos –y valoramos debidamente- lo público. Lxs ruralistas autodenominadxs “productorxs” viven gritando y llorando a causa del intervencionismo estatal, pero sin Estado no existirían. Sin rutas, puertos, comunicaciones, energía, hospitales no habría estancia que funcione.
Lxs agentes de difusión y transmisión del relato oligárquico –mal llamado neoliberal- llegan a familias pobres y medias tocando el componente aspiracional. El único modo de comenzar a construir una democracia popular es librando con inteligencia y herramientas apropiadas una batalla cultural profunda, persuasiva y con sentido realmente popular. Hablando y escribiendo de modo llano y no con consignas que rápidamente pierden sentido por reiteradas y maniqueas.
La página más oculta de nuestra historia como sociedad es la que muestra cómo una minoría convence a las mayorías de que son minoría. Hay que sacar a la luz esta historia cotidiana de mentiras y privilegios.
Si un/una oligarca habla de seguridad jurídica, seguro que afanó.
Si reclama diálogo, clavado que decide solo y para mal de muchxs.
Si habla de tiranía es porque quiere un golpe de estado.
Si habla de “régimen” es golpista.
Si habla de mafia es porque es mafioso.
Si habla de transparencia es contrabandista, evasor o –porque no- ambas condiciones.
Y si habla de patria y República cantado que juega para alguna embajada.
Estos son los mejores pre juicios que podemos tratar de difundir a modo de alerta. Para excepciones están las reglas.
Y son tan pocas las excepciones cuando de oligarquía se trata…
Portada e ilustraciones: Juleeika @casalefantee