Antonio Falcao hizo una investigación exhaustiva sobre el caso Vicentín y armó esta cronología, para que a nadie le quepa ninguna duda sobre cómo fueron las cosas
Los dos principios esgrimidos por Alberto Fernández cuando anunció la expropiación de Vicentín y que resonaron bien entre quienes lo acompañaron en ese proyecto fueron: tener una empresa testigo para el comercio exterior, y propiciar la soberanía alimentaria.
Que el Estado tenga el control de una empresa clave en la producción de alimentos y biocombustibles y la gestione con el mismo soporte jurídico con el que desde 2012 gestiona YPF era un objetivo potente, generó entusiasmo y valió la pena ponerle el hombro a la idea.
Si Vicentín llegara a quedar en manos de uno de los pulpos, como Cargill, Monsanto o Dreyfus, la actividad económica se concentraría completamente y el manejo de los mercados interno y externo quedaría a merced de esos intereses. Además, en esas circunstancias las cooperativas agropecuarias y los pequeños productores privados quedarían en una posición de debilidad muy grande a la hora de negociar su producción y sin duda se reducirían, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo.
Pero no se trata solo de una conveniencia material inmediata, sino también de nuestra identidad. Aún con las limitaciones de un mundo globalizado, conservamos esa vocación de tener un libreto propio, inspirado en los movimientos nacionales que desde hace 200 años pujan por los derechos que creemos hacen a la dignidad de todos y todas los y las habitantes de Argentina.
Para nuestra elite económica, el modelo es simple: mantenernos a la cola de los mercados internacionales a los que sirvió y servirá a cambio de preservar sus privilegios de clase. Hoy, el Neoliberalismo económico y su soporte, la Globalización cultural, son muy buenos instrumentos que le permiten a ese poder centralizado hacer y deshacer, sacar y poner mercancías o productos culturales en Argentina como en otros países de la región. Esto NO representa la identidad de la Argentina toda, y solo beneficia a unos pocos. Una empresa testigo agroindustrial moderaría, en cierta medida, el continuo avance del voraz mercado globalizado.
Los dólares que les caen fácilmente a las corporaciones desde el plato de la balanza, inclinada hacia su lado, los invierten en crear jueguitos electrónicos, en películas, en un arsenal de productos virtuales, en trolls que crean sentido… y no cesan de picar la cabeza de nuestra gente. Su finalidad, en lo económico, es que seamos únicamente productores y exportadores de productos básicos como en la época de la colonia.
Tener proyección agroindustrial propia nos daría un poco más de poder, lograrlo sigue siendo la epopeya que comenzó con nuestra primera independencia.
Pero tenemos que enfrentar esta partida con templanza y con la premisa de unidad siempre presente.
Fecha por fecha: Todo irregular
El periodista Germán Mangione, en su editorial en la radio Wox de Rosario, dice que para las PASO, Vicentín le había aportado a Macri $13,5 millones, mientras que Friar, del mismo Grupo, le aportó $5,5 millones. Según detalla la página oficial de Télam, Vicentín resultó ser el mayor aportante de Macri, con $19 millones de dólares.
Para recibir crédito bancario, las empresas acceden a una categoría, y Vicentín, un antiguo cliente del BNA, había obtenido la mejor, la 1. Así, el interés que pagaba era el más bajo. Desde 2018 venía cancelando con mora. Para el directorio del Nación de aquel entonces era algo natural. En cada renegociación de cada vencimiento, Vicentín no presentaba ninguna propuesta de pago, ni le era requerida.
Supera el límite máximo de crédito del BNA para la exportación ($ 8300 millones), y en abril, cuando la categoría 1 se le vencía, supera los $12.000 millones. ¡Muy excedido!
El BNA le otorga el extravagante número de 28 préstamos. Ese tramo significa más del 30% del total de la deuda que tiene con el Nación. Así, llegó a los $18.182 millones finales.
Tanto Vicentín como el directorio del Banco compartían la idea de que los negocios de la primera solo se podían hacer con el dinero del segundo.
Vicentín exporta un valor de U$790 millones, que ingresaron a una cuenta de la empresa en la sucursal Reconquista del BNA. Esa cifra equivalía a dos veces y media la deuda total con esta entidad bancaria, pero el entonces presidente del BNA, Javier González Fraga, decidió no ejecutarla y cancelar la deuda. A fines de ese año no quedaba ni un solo dólar en esa cuenta.
Nadie de la conducción macrista del BNA había hecho nada por cobrarle.
El Grupo intentó explicar que con la brusca devaluación del peso de agosto de 2019, sus costos habían aumentado y había quedado en rojo: flojo argumento, infantil y hasta malicioso, si se tiene en cuenta que la firma realizaba el 85% de sus operaciones en dólares.
Más allá de las cuentas, la empresa se extranjeriza un poco más. En sigilo, Vicentín le vende en U$122,7 millones un 16,67% de la mitad de las acciones que poseía en Renova, la planta modelo de producción de biodiesel de la ciudad de San Lorenzo, a la anglo suiza Glencore, que de ese modo pasó a ser la accionista mayoritaria con el 66,67%. Esto ocurre tres días antes de que Vicentín se declarara insolvente ante sus acreedores.
Por recomendación de Sergio Nardelli, el Gerente General, Vicentín le comunica a sus acreedores que se encuentra: “En un estado de estrés financiero, que no le permitiría enfrentar sus obligaciones”. En la práctica, una cesación de pagos.
La empresa declara que con el dinero de la venta a Glencore le pagó a algunos acreedores cuando ya estaba en cesación de pagos. La cosa se pone más oscura… ¿había deudas de privilegio? Jurídicamente, rayaba con la violación de paridad entre acreedores. Tampoco informó con qué operación bancaria realizó esos pagos, como es de rigor en un Concurso.
La Sindicatura General de la Nación (SIGEN) hizo una breve auditoría: no había registros de ninguna operación. Hay un acta de directorio que no informa los términos del trato. Desde la venta del 16,67% de sus acciones a Renova, no hay documentación de ningún tipo, ni el Juez ni los síndicos ni los veedores se la solicitaron a ninguna de las tres partes involucradas: Renova SA, Vicentín SAIC y Glencore AG.
Asumen las nuevas autoridades del BNA. En enero, el nuevo vocero de la entidad bancaria, Sergio Resumil, relata que “habiendo hecho un análisis de la situación se advirtió la existencia de créditos otorgados a Vicentín, llamativos por sus volúmenes […] no se habían tomado en cuenta las alertas ni los mecanismos de control establecidos por el BCRA respecto del proceder del cliente para evitar su defraudación”. Hacía tiempo que la empresa había dejado de cancelar sus vencimientos con el BNA que, contra sus propios estatutos, le había seguido prestando.
A cuatro meses de su último pago, el nuevo directorio del Banco pasa a Vicentín a categoría 4, donde militan los morosos incobrables, y Resumil anuncia que, en ese momento, se suspende el flujo de recursos a la empresa.
Claudio Lozano, actual director del BNA, da a conocer el primer Informe sobre la situación de la firma, en el que hablaba de su debacle económica, su importante pasivo, sus evasiones impositivas y su producción estancada a causa del corte en la provisión de granos por parte de los productores.
Vicentín solicita formalmente la apertura del concurso preventivo de acreedores. Habían pasado dos meses desde que se declarara insolvente.
El Banco Central de la República Argentina (BCRA), informó que la firma Vicentín SAIC, a la fecha de la convocatoria de acreedores, tenía una deuda bancaria total de más de $23.500 millones (U$373 millones), de los cuales $18.182 millones (U$289 millones) fueron tomados con el Banco de la Nación Argentina (BNA). Los otros bancos nacionales defraudados son: el Banco de la Provincia de Buenos Aires, el de la Ciudad de Buenos Aires, el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), el Banco Hipotecario, el Macro, el de Entre Ríos y otras 60 entidades de menor envergadura.
Máximo Padoan y Roberto Gianeschi, en representación de la empresa, se reunen con los representantes de los productores con la intención de esquivar formalmente la apertura del concurso de acreedores. El fin de la feria judicial se avecinaba y los muchachos apuraron una oferta. Les presentaron un plan de pagos en los primeros días de febrero: ofrecían una quita de alrededor del 50%. No hubo arreglo.
Los productores son la franja más golpeada, los que no tienen ninguna entrada.
Antes de renunciar a la a la dirección de Vicentín y a la Presidencia de la Bolsa de Comercio de Rosario, el hombre fuerte de la compañía, Alberto Padoan, reconocía que la deuda era de casi de U$1.000 millones, de los cuales 350 se los debían a productores, acopiadores privados y cooperativas.
Todos los meses, desde marzo hasta julio, a Padoan le fue requerido, por el Juez Lorenzini, el balance de 2019. También los productores se lo reclamaron, y tuvo un fuerte entredicho con su amigo, el bróker Daniel Casanovas, por el mismo tema.
La Auditora privada KPMG presentó un informe detallado donde consta que en octubre de 2019 la empresa tenía un patrimonio de U$ 1.450 millones y que al 14 de julio de 2020 era de U$ 11 millones, es decir menos del 1%.
La expropiación / nacionalización que no fue
En esta época no fue posible ejercer el valioso poder de manifestarnos en la calle. También se hizo difícil avanzar con el proyecto sin contar, en principio, con la voluntad de un número contundente de los accionistas de la empresa. Dentro del grupo, la que aportaba la mayor cantidad de divisas era Renova, que hoy es un 66,67% propiedad de la anglo suiza Glencore, y que aspira al 33,33% restante.
Si tenemos en cuenta la delicada situación económica heredada de la administración Macri, más los daños que la pandemia nos infringió, más el combo de la justicia obstruccionista y el fuerte y belicoso ruido en contra desplegado por parte de los medios corporativos, podemos concluir que el camino se hacía demasiado cuesta arriba y que quedaba poco margen para sostenerlo.
Con la firma del presidente y los miembros de su gabinete, se sanciona el DNU 522/20 que ordena la intervención de la empresa por 60 días durante los que se tenía que realizar un análisis integral de sus cuentas, evaluar las acciones necesarias para lograr su continuidad y presentar un proyecto de ley ante el Congreso para declarar a la misma "de utilidad pública" y sujeta a expropiación. Quedaban a cargo del Interventor las facultades del directorio y del presidente de la empresa.
Alberto Fernández recibe a Sergio Nardelli, Gerente General de Vicentín, que llevaba una serie de condiciones entre las que estaban que el directorio de ese entonces debía seguir en funciones y que, alcanzada la recuperación de la misma, el Estado se debía retirar.
Después de una insidiosa campaña mediática y de maniobras judiciales que protegieron decididamente a los empresarios defraudadores, Alberto Fernández dicta otro DNU, el 636/20, poniendo fin a la idea de la intervención y expropiación, advirtiendo que el Estado iba a realizar las acciones civiles, comerciales y penales que permitan la recuperación de los créditos reclamados en el concurso preventivo.
“El Estado nacional no va a comprometer recursos públicos mientras el actual directorio permanezca en la empresa, ni tampoco integrará un fideicomiso compartiendo la gestión del mismo”, dijo el presidente.
El Concurso de Acreedores de la empresa seguirá su trámite en el Juzgado Civil y Comercial de Reconquista. Queda por verse cuál será la actitud del Juez Lorenzini ante esa otra parte, los acreedores, aquellos pequeños y medianos productores que entregaron sus granos (su propiedad privada) a Vicentín, y dependen de la cancelación de esa deuda para decidir si continúan sus actividades.
Con la imprevista muerte de Sergio Nardelli, el hombre que manejaba los asuntos financieros de la empresa, se abre un espacio de reorganización en la dirección de la misma. La alicaída imagen de Alberto Padoan no parece estar en condiciones de ocupar su lugar.
La opción que dejó flotando A. Fernández a principios de Agosto es la posible reconversión de YPF Agro en una empresa autónoma testigo, que de ser realizable, sería lo que estamos necesitando.
Ilustración de Juleeika: @juleeika @casaelefante