Así definía Eduardo Galeano a Diego Maradona, y creo que es la mejor forma de considerarlo, sin caer en el lugar común de juzgarlo «el mejor del mundo en las canchas, la vida privada es otra cosa».
Es, indudablemente, el mejor en las canchas, y también fuera de ellas, no describió la parábola de casi todos los humildes que triunfan en alguna disciplina deportiva, que es codearse y unirse a los explotadores, renegar de su origen, sacarse fotos y embellecer a los mandamáses… no, él siempre estuvo del lado del pueblo, de los pobres, y de aquellos líderes que, aún con limitaciones, buscan aplicar políticas que favorezcan la equidad y la inclusión, nunca renunció, por conveniencia, a expresar sus convicciones con claridad y valentía.
Siempre estará en los corazones de los humildes, y de los líderes populares.
Siendo humano, con las virtudes y defectos de éstos, hizo y dijo cosas que parecía que sólo los dioses podían hacer.
Abrazos
Fotos: Vivi Prado (@vivianaprado60)