«Ido ido
¿Adónde
A qué región del ser
A qué existencia a la intemperie de qué mundos
En qué tiempo?»
—
Vrindaban, Octavio Paz
Otra julieta es una bitácora de viaje a uno mismo. Para Octavio Paz este viaje es un sentimiento de extrañeza que asalta al hombre en cuanto toma conciencia de su individualidad. El poeta mexicano llamó a este proceso: La otredad, que no es más que la de separación de uno mismo. El viaje de Otra Julieta es recorrido en el deseo de encontrarse y la poesía es su vehículo. La otredad se reconoce en la diferencia y la poesía propicia este intercambio con el uno y los otros.
Leer Otra Julieta en clave de poesía supone comprender su propuesta entre líneas, en esa manera de enunciar el mundo que transita entre lo inefable. Otra Julieta es un hermoso canto en contra de la literalidad que nos ha limitado tanto, explicitándonos el camino por el que debemos pensar y que nos impide el reconocimiento de lo que es diferente.
La Otra Julieta que se dirige a Shakespeare es esa que se sabe sola, que se complementa desde ella misma, que desestructura esa condición de una Julieta que es solo válida con un Romeo a su lado. Otra Julieta es cada uno entrando en sí mismo, abrazando su condición, su sombra, sus raíces, su legado, entendiendo esta consciencia de sí mismo que puede hacerse, puede construirse, en ese viaje de consciencia reflexivo.
Mientras Julieta nos narra su viaje, construye también hermosas metáforas visuales con sus dibujos. En cada hoja se evidencia el feminismo, con una propuesta mucho más inclusiva al crear una apertura para que todos puedan reconocerse en este gran camino que significa construir su identidad.
Rescato de manera absoluta el prólogo de Nestor Gayanes en el cual reflexiona sobre su propia masculinidad, porque es una muestra de cómo el feminismo es la puerta de entrada a la reflexión sobre la mayoría de instancias impuestas por la sociedad durante siglos, porque es la puerta de entrada a que los hombres también se hagan libres de esa masculinidad impuesta que no los deja ser en el mundo. Otra Julieta es la puerta de entrada para que todos reflexionen sobre su ser/estar en la vida.
«Las tapas se imprimieron en el taller de grabado del Taller Itinerante Casa Elefantee, en el que Julieta trabaja. Están hechas en linóleo, una forma de grabado del Siglo XX, que es como la xilografía. Vas haciendo incisiones en el taco, en la matriz, para dar forma al grabado y esta le da un aspecto como de sello. El trabajo interno es totalmente digital y se imprimió en nuestro taller de risografía en un formato de libro albúm, que no deja de ser una novela gráfica» explica Federico Dipila, editor del Taller Estudio Mafia, quien se encargó de la edición de este libro publicado en 2020.
Juleeika -alias de Julieta- es artista y la autora de este libro. Trabaja desde su proyecto de taller itinerante Casa Elefantee con diversas propuestas creativas para viajar y compartir la educación alternativa. También es grabadora, ilustradora, tatuadora y educadora de Artes Gráficas. Es parte de la campaña gráfica Vivas Nos queremos, del recorrido de talleres Sach, entre otros proyectos colectivos en Argentina y otros lugares.
¿Cómo fue el viaje que narras en Otra Julieta?
Este viaje fue un recorrido por Latinoamérica de cuatro años, coincidiendo con el final de un período de trabajo como profesora y también de una carrera de formación pública en Artes Gráficas. Siempre estaba esa idea de recorrer e intercambiar conocimiento viajando. Había viajado otras veces acompañada aunque no tanto tiempo, y esta vez, desconociendo como sería el camino, salí con el objetivo de vivenciar otras culturas, fuera de las instituciones, buscando proyectos que trajeran nuevas visiones sobre la educación, la economía, el trabajo, la política y el arte en el contexto del 2013. En este período desde Argentina viajé hasta Colombia, y fui recorriendo con una mochila, por Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala, México, Estados Unidos, Perú y Bolivia. La diversidad de experiencias me llevó a un encuentro conmigo misma y las cosmovisiones indígenas me influenciaron, poniendo a prueba tantas visiones acerca de lo personal y lo colectivo en relación con los espacios que habitamos. Más que una huída fue el hallazgo de observar de dónde vengo para reconocerme en historias de otras personas, aprender con ellas en realidades paralelas, conflictivas, como organizadas, que me motivaron a transformar el modo en el que venía creando. Tuve el privilegio de trabajar de lo que me gusta, de manera autogestiva para sostener el recorrido, a través del aprendizaje, la enseñanza y el hacer creativo junto a otras personas. Mientras recorría fui invitada a diversas ceremonias de medicinas alternativas que me permitieron ir más profundo en la historia que presenta el libro, sabiendo que estaba en la búsqueda de saber más acerca de mi identidad y acercándome de a poco al movimiento feminista del continente. La sororidad y la contención de ciertas personas fueron claves para que un día, luego de varios procesos emocionales, salga a la luz un recuerdo bloqueado de la infancia que nunca había nombrado.
Doble página de “Otra Julieta, querido Shakespeare” Juleeika.
El silencio, el callar, el ignorar o, incluso, el minimizar todos los actos de violencia y abuso son muy comunes en la mayoría de países latinoamericanos. ¿Cómo fue este proceso con tu familia para romper el silencio?
Viajando mantenía comunicación con mi familia, pero no hablaba puntualmente de esta experiencia que resurgió de la memoria. La distancia me dificultaba poder estar cerca y sentir ese acompañamiento por mail o video llamada. Fue la necesidad de romper el silencio a medida que escuchaba historias similares o peores sobre violencia sexual, que me ayudó a entender que debía ir de a poco y que no estaba sola. En las ceremonias que compartí tradicionalmente todas nuestras relaciones y generaciones pasadas están presentes, por lo que muchas veces me hizo sentir, aunque no lo supieran directamente, que una conexión con mis vínculos cercanos estaba acompañando y guiando ese proceso de comunicación más allá de la distancia. Es interesante que muchos vínculos nuevos en ese momento cambiaron el concepto que tenía acerca de la familia. Entre esos encuentros culturales, festivales, talleres y mucha actividad alrededor de lo creativo, conocí personas increíbles que me animaron al poder de la voz y la comunicación a través de las imágenes. Así me encontré desarrollando ese proceso creativo junto con diversos aprendizajes, como el bordado compartido con círculos de mujeres y el arte ritual del tatuaje, viviendo una conexión con mi piel y la de los otrxs, como único órgano que nos contacta y nos separa. Pasó mucho tiempo hasta tomar la decisión de encontrarme con mi familia en Perú y en Argentina, y sentir la confianza de contarles sobre esta historia. Me atravesaron muchos miedos, vergüenzas, tristezas y emociones durante un tiempo, que fui superando para acercarme a diferentes versiones que tenía acerca de la educación de mi sexualidad. Claro que fue y es un desafío hablar de la violencia cuando la experimentamos, mucho más cuando cada vez que lo hablaba con cualquier persona que terminaba por reconocer, me daba cuenta que son muchas quienes vivieron situaciones así, sorprendiéndome al descubrir que existe una naturalización que merece ser cuestionada. Junto a mi familia y amigxs cercanos sigo aprendiendo. La resiliencia y la creatividad me llevaron a que realizar un libro fue parte de entender que cualquier creación puede ser una herramienta para comunicar y concientizar. Fue poner a favor el cierre de una crisis como oportunidad. Al escribir, dibujar, al escuchar, a reconsiderar, a saber criticar, a saber señalar, limitar, a tratar de no prejuzgar y ser paciente con las distintas historias repetidas de generaciones oprimidas. Vivimos en una sociedad que aún sigue en su proceso de cambio y me siento orgullosa que la gente más cercana está comprometida con una lucha para combatir un sistema y estructuras que nos alienan y nos desconectan de los cuidados hacia nosotrxs y nuestro entorno.
Detalle de “Otra Julieta, querido Shakespeare” Juleeika.
¿Cómo está construida la estructura narrativa de Otra Julieta? ¿Hay un cambio en el registro que va de lo autobiográfico a lo pedagógico?
Las primeras palabras que escribí no tenían dibujos. Sólo era el recuerdo escrito. Muchas veces me sentí bloqueada y fue un desafío empezar a sentir más seguridad creando. A medida que lo leía y releía iban apareciendo otros acontecimientos de la vida que me conectaban y me permitían armar un mapa desde la visión de la sexualidad de cualquier mujer. El encuentro con el arte mexicano y de otras culturas fueron inspirándome. Lo terminé en Argentina, luego de abrir la palabra con mi familia. Y gracias a un taller de Publicaciones Independientes, donde conocí a Estudio Mafia, seguí aprendiendo sobre cómo trabajar la imágen desde la sensibilidad que conlleva contar historias. La investigación y las miradas de otras personas me ayudaron a terminar de cerrarlo, verlo desde distintas visiones, animarme a publicarlo. Tanto en la narración principal como en la parte de estadísticas, fueron apareciendo datos en el camino. Viendolo y reviendolo, estudiando y creando en profundidad. No siempre fue ameno, muchas veces me temblaba la mano, había períodos en que no quería saber nada, otros que despertaba bastante mis ganas de crear. Ver creaciones de otras personas, no sólo desde lo artístico, me inspiró mucho, me paró en un lugar que me llamó a salir de mi y tratar de pensar en quienes verían esta historia. El conocimiento desde la Educación Sexual integral me resultó imprescindible, y al mismo tiempo atravesando el período de aprobación del proyecto de ley por el aborto legal, trajeron mucha información y fortaleza para seguir adelante en la construcción del libro. Cada vez que lo creía cerrado, tenía algo nuevo que agregar, un fragmento, una imágen, un relato que contribuían a sentirme mejor con lo que quería transmitir.
¿Cuál es la intención del uso del color verde a partir de una parte del libro?
El uso del verde es la manera de poner impronta en la representación de un período de cambio social que atravesó mi vida, la influyó y le dió color. Es como si hubiese salido después de mucho tiempo debajo de la tierra, el brote de una planta. El contacto con las luchas feministas y las culturas indígenas de diferentes países fueron el abono principal que logró ese renacimiento, sorprendida y trabajando acerca de los privilegios que tengo y los que no. El verde en relación a la lucha por la educación sexual para disfrutar y el aborto legal en Argentina. El verde en relación a los fundamentos de la permacultura que es la filosofía de trabajar con, y no en contra de la naturaleza; observando prolongada y reflexivamente la vida de otros seres vivxs, las plantas y los animales en todas sus funciones dentro de un ecosistema integrado, mientras aún coexisten estructuras y prácticas de consumos mono productivos. Dando luz verde al punto energético del corazón, percibiendo lo que sentimos respirando en calma, con conciencia hacia la vida fortalecida, con la energía activa latiendo y en movimiento.
Doble página de “Otra Julieta, querido Shakespeare” Juleeika.
¿Cómo fue tu experiencia de sanación en este primer momento que viajas? ¿Cómo el aceptar y entender el dolor puede ser esa manera de empezar a sanar las heridas?
Mi experiencia estuvo y está atravesada por experiencias con otras personas también. El camino en esa búsqueda personal de sanación, se inició gracias a los momentos y lugares que permitieron sentirme reconocida en encuentros cercanos, necesarios, profundos, sin prejuicios, desde experimentar la psicología hasta terapias alternativas que siguen aportando en ese repensar desde muchas visiones, la violencia sexual. El encuentro con círculos de contención como los momentos de intimidad con unx mismx siempre abren posibilidades para aceptar y entender que juntxs estamos en un entorno en transformación. El encuentro con la creatividad fue y es muchas veces un recurso innato que todxs tenemos a favor para recordar que podemos expresarnos en todo momento, y sin exigencias, de múltiples formas. En este caso fue el dibujo y la escritura como la práctica de la capoeira que me reconectó con mi cuerpo y el de los demás de otro modo. Así también el tatuaje terminó siendo un aprendizaje sobre la responsabilidad de acompañar el cuidado del propio cuerpo, el de otrxs, la calma y el alivio que suceden después de atravesar el dolor.
«Superviviendo la necesaria transformación de nuestra masculinidad». ¿Cómo desde el feminismo puede darse esa transformación?
Supervivir o sobrevivir viene de superar una prueba, asumiendo que desde las diversas luchas feministas se busca una revisión de la masculinidad. Más allá de que hay situaciones particulares y límites ante la violencia patriarcal que repensar no solamente desde la justicia, digo nuestra porque en algún punto observo que la inclusión ha tenido resultados y oportunidades de reflexión al abrir otra comunicación con varones dispuestos a colaborar en estos procesos que nos atraviesan, reconociéndo e involucrándose en el pensamiento crítico sobre cómo fuimos educadxs. Nos interpela como personas mas allá del género con el que nos sentimos reconocidxs. Existen conexiones que permiten recrearnos, distinguir y traer a la conciencia maneras distintas de habitar lo masculino desde los varones cis hasta los varones trans, que pueden ser repensadas junto al feminismo y con quienes están dispuestxs a reconocer que necesitamos reaprenderlo todo, para que merecer los mismos derechos de vivir mejor sea coherente en relación a todas las personas.
Detalle de “Otra Julieta, querido Shakespeare” Juleeika.
En el prólogo Nestor Goyanes también hace alusión a esta transformación: «He tenido la suerte de vivir en una vida, en varias, siempre intentando superar la etapa pitecantrópica vivida, hasta llegar a este intento de una nueva masculinidad acorde a la transformación de estos últimos años» ¿Puede el feminismo ser esa puerta de entrada a que los hombres también se hagan libres de esa masculinidad impuesta?
Sí, pienso que el feminismo ha sido la entrada. Hoy en día hay cambios favorables en nuestro continente, que fueron resultados de la militancia y el activismo feminista, como también siguen prácticas impuestas en nuestro cotidiano, en diferentes ámbitos, que aún están en su proceso de transformación social. Nestor Goyanes habla de superar ese hombre de siglos pasados, y al ser mi último maestro de grabado en una institución formal y pública, con quien he tenido la suerte de vivir un período como su única estudiante, lo considero una persona importante, respetuosa, presente y humilde en su rol como artista, como educador. La experiencia con él fue la de ponerme a la par, aconsejando, acompañando de cerca en procesos creativos antes y mientras viajaba, cuando aún no era consciente de la historia que quería contar; al igual que otros hombres que también estuvieron presentes de distintas maneras. Cualquier imposición debe observarse cuando hay una parte de la sociedad que aún intenta visibilizar y luchar por los derechos de igualdad. Comunicar con imágenes reflexiones necesarias puede ser un recurso que aporte a esto. En este caso con Nestor, y en otros intercambios, resultó ser una experiencia transformadora para poder abrir la palabra de otrxs, hablar e intercambiar acerca de las historias que nos atraviesan en la mayoría de nuestros entornos, en diferentes generaciones y contextos, permitiendo mejores preguntas sobre lo que vivimos y lo que podemos vivir mejor, con más herramientas que antes.
¿Qué le dirías a unx lector de Otra Julieta?
Sacar la voz y darnos cuenta que eso contagia, despierta, moviliza. Nos ubica distinto. Cada devolución de este libro, cercana o no, desde que lo dibujé en un cuadernito de viaje hasta los talleres de impresión, me refleja lo necesario que fue correrme de lo personal para trabajarlo en lo colectivo, y que esa es una forma que da resultados distintos al elegir y presentar este material como educadora, y también como creadora junto a otrxs que resuenan con el mensaje. Me gusta poder transmitir la importancia de ver la creatividad y las «bellas artes» con otras posibilidades de percibir la belleza y expresión comunicativa para la diversidad, que el acto de crear con menos exigencia. Con frustraciones y errores construímos empatía, paciencia y otros modos de conocer las realidades que vivimos, necesarios para enfrentar un viaje con los monstruos que nos toca enfrentar cuando algo cambia. Deseo profundamente que este libro refleje el trabajo colectivo y un aporte para la educación sexual integral que nos refleje el derecho de recrear nuestra historia.
Agradecemos a la Revista Blast por autorizarnos a compartir la nota “Otra Julieta”: Identidad en clave poética, de Diana Romero sobre el libro homónimo de nuestra querida compañera Juleeika, cuyas ilustraciones tenemos el placer de compartir desde El Chasquido.
Bogotana. Literata de la PUJ. Hizo un máster en edición digital con la UAH. Vive en Buenos Aires, donde se encontró con el cómic y estudia un posgrado en diseño comunicacional en la UBA.
Link a la nota: https://revistablast.com/entrevistas/otra-julieta-identidad-en-clave-poetica/