La situación por la que atraviesa el teatro independiente es desesperante. Luego de cuatro años de un gobierno que nos aumentó las tarifas de tal manera que trabajamos muchos meses solo para pagarlas, baja en cantidad de espectadores (ya que había aumentado mucho el desempleo), en el momento que comenzamos a festejar el cambio de política, nos aparece esta terrible pandemia.
Como es de público conocimiento, no llegamos a abrir la temporada de trabajo, tuvimos que suspender funciones ya programadas y devolver el dinero de las entradas. Estuvimos todo el año sosteniéndonos con los subsidios de Nación, del INT (Instituto Nacional de Teatro) y el Desarrollar, de Cultura. El gobierno de la Ciudad nos otorgó solo uno, el Metropolitano, que nos alcanzó para cubrir los gastos de un mes y medio, y, a otras salas, les prometieron un subsidio de emergencia ni siquiera llegó.
También, nos adaptamos a trabajar en forma virtual, con videos, zoom pero no resultó ningún ingreso significativo, ya que hubo muchísima oferta y espectáculos gratuitos.
Ahora están anunciando, con bombos y platillos, que vuelven los teatros a la ciudad. Pero esto no es así. El protocolo está preparado para los teatros comerciales.
Es complejo explicarlo, ya que las salas independientes tenemos todas características muy distintas. Esto hace imposible que la mayoría pueda abrir. Las que sí estamos ´´en condiciones´´, que es el caso de El Alambique, se permite una audiencia de hasta 50 personas. Con lo que se recauda con ese número no alcanza para pagar artistas, técnico, limpieza, impuestos, servicios etc.
Algunos teatros ya cerraron y si no tenemos ayuda económica cerraremos otros tantos más. Nos falta pasar los meses más difíciles, hasta marzo, y rezar que la vacuna haga lo suyo. Somos 130 salas en CABA y sin ayuda del GCBA dudo que muchas logren pasar esta pandemia. La sensación que tenemos todas las salas es de abandono y desamparo.
Es muy triste ya que fuimos por mucho tiempo y con mucho orgullo una de las ciudades con más oferta cultural del mundo.
Fotos: Vivi Prado (@vivianaprado60)