El viento de marzo arremolina la tarde.
El espiral crece y crece…
Acaso una brisa con vocación de huracán…
Son manos cavando la tierra.
Es tierra cavada por la memoria colectiva.
En el hueco justo sembramos.
Memoria
Memorias
Ausencias presentes, ahora y siempre.
Con distancia y barbijo, con canto y charango, nos fuimos congregando en la Plaza de la Memoria.
A plantar árboles. Uno, dos, tres… Y más árboles fueron llegando.
Sed de asomarse desde el presente al pasado.
Ese que habla y convoca.
A dejar testimonio. Un nombre.
A colocar una placa.
A dotar de sentido una y otra vez la lucha por la ampliación de derechos.
A llenar de pañuelos el alma. Los masamadres…Siempre.
Desde ese círculo espiralado que no para de sembrar…
Semillero al viento.
Cuando la tarde fue variando su luz, la prudencia y la responsabilidad ante la pandemia nos dispersó.
Cuidando y cuidándonos volvimos cada unx a su casa.
Pero seguimos andando. Construyendo.
Inventando nuevas maneras colectivas.
Por la noche, mientras el barrio duerme,
en la plaza, las raíces buscan el agua.
La sabia savia desparrama nutrientes…
Y al día siguiente, como retoños de otoño, los árboles miran lxs niñxs jugar.
Foto de portada y final: Vivi Prado
Foto cuerpo de nota: Paula Figueroa