Las voces de lxs presidentes de Agronomía Central y el S.A.B.E.R. comparten con nosotrxs sus sueños y las preocupaciones que tienen en estos tiempos.
En nuestro barrio hay varios clubes. Con distintas características, historias y propuestas, todxs ocupan un lugar nodal en la vida de nuestra comunidad.
Lxs presidentes Susana Borda —club S.A.B.E.R.— y Fabio “Teti” Romanella —de Agronomía Central— corroboran con sus relatos que las historias de las instituciones revelan lo que hoy son.
Comienza el relato Susana:
Nuestro club fue fundado el 1°de diciembre de 1926. Somos una unión de una asociación vecinal y una biblioteca. Era la biblioteca El Resplandor. A partir de la fusión de las dos entidades, pasamos a llamarnos Asociación de Fomento Edilicio y Biblioteca Popular El Resplandor.
Me parece interesante contar que nuestro primer nombre fue Biblioteca Popular en el Abismo. El nombre los fundadores lo habían sacado de un libro, de un filósofo francés: Henri Barbusse. Pero cuando se produce el golpe de estado de 1930 que derroca a Yrigoyen y para darle la personería, le exigen sacar la palabra «del abismo». Por eso, a partir de ese momento pasamos a llamarnos Biblioteca Popular El Resplandor. La sigla actual significa eso: Sociedad Agronomía Biblioteca El Resplandor.
Acerca de la historia de Agronomía, Teti nos cuenta:
El club y ex Biblioteca Williams C. Morris nace en 1928. No tenemos una investigación muy exhaustiva de lo que fueron sus inicios. De hecho, hoy ya no están sus fundadores como para hacer un registro de narraciones de esos primeros pasos. Rastreando algunas historias sabemos que era una banda de amigos que se juntaron y generaron un espacio para la recreación y lo comunitario.
La década del veinte y treinta son décadas donde se fundan gran cantidad de clubes. Calculo yo que tiene que ver un poco con esta necesidad social de juntarse, esa necesidad comunitaria de lo común, sumado a que, la ola inmigratoria generó también ciertos cuadros políticos sociales que intentaban encontrar espacios de organización comunitaria.
El caso particular de Agronomía tiene más que ver con una cuestión lúdica, una relación de amistad. Sabemos que se juntó plata y se fue construyendo de a poco el lugar. Eran ellos mismos que se organizaban en especie de jornadas solidarias de trabajo. Aparecen algunos nombres de familias del barrio, como es el caso del primer presidente que se cree fue Caselli, o la familia Borghi que son parte del club. En principio mucho no se sabe de los fundadores y fundadoras que dieron origen a la institución.
En su devenir nuestros clubes se desarrollaron y generaron propuestas y actividades variadas y tentadoras. Vayamos viendo…
Agronomía tiene fútbol desde los tres años hasta los seniors. Fútbol femenino que en los últimos años tuvo y tiene mucha pujanza.
Tenemos actividades más pequeñas (porque no tenemos tanto espacio en horarios pico) que se dan en un gimnasio más chico. Ahí funcionan clases de relajación, escuelita de hockey sobre patines con un acuerdo con la Federación, un bachillerato popular que está de lunes a jueves, un grupo de folklore y un grupo de baile/zumba.
En el S.A.B.E. R., la verdad es que tenemos bastantes actividades: patín, fútbol, Kung Fu, Taekwondo, zumba, teatro infantil y para adultos, danza infantil. Hay un centro de jubilados. A través de él entregamos los bolsones del programa Pro Bienestar que da PAMI. Y en ese mismo centro está el taller de memoria. Tenemos automodelismo. Además se hace la feria solidaria. Antes era mensual y hora se está haciendo más espaciadamente. Ah.. y se hicieron dos ferias de emprendedores.
Por otra parte, aquí se dan talleres del Hospital Tornú. Junto con eso, cedemos las instalaciones a dos escuelas primarias y dos secundarias de la zona. Esto es, obviamente, en forma gratuita.
Hay apoyo escolar, dado por el Gobierno de la Ciudad. Pero también está la escuela con las jornadas de días. Y, por supuesto, la biblioteca popular que es nuestro tesorito más preciado.
Los socios y socias son el alma de nuestros clubes. Pero hay una comunidad que los rodea y forma parte de ellos también. Acerca de esta realidad, Teti nos informa:
La comunidad del club tiene aproximadamente entre quinientos y mil personas que dan vueltas. A mí no me gusta mucho de hablar de socio. En realidad no hay, por lo menos en este club, una cultura del pago de la cuota social. Digamos que en otros lugares más grandes funciona, pero acá es más una cuestión de identidad más que ayuda económica. El pago de la cuota por supuesto siempre es bienvenido, pero no tiene un peso económico o una importancia central. Sí me parece una cuestión más de identidad por lo que hay una masa comunitaria que oscila entre quinientas y mil personas aproximadamente.
En el S.A.B.E.R., en tanto, “la cantidad de socios ronda entre los 300 a 400. En este momento no bajó ni subió. Lo que sí sucedió es que algunos socios se han acercado. Nos han hecho algún aporte como para poder solventar todo este período como así también algunas de las actividades. Ellos se acercaron y dijeron que, aunque no estuvieran viniendo, correspondía colaborar con la institución por todo lo que la institución le daba como, por ejemplo, Kung Fu”, nos relata su presidenta.
Sabemos que para estas instituciones, la pandemia como otros momentos de crisis, conlleva no pocas dificultades, y con ellas, la necesidad de ayuda de las autoridades.
Actualmente sí hay bastante relación con el Estado. Históricamente, creo yo que en los clubes, por lo menos en Agronomía, había una cuestión más autónoma de los gobiernos, no tanto por una definición ideológica propia sino más bien porque creo que el Estado en sus distintas versiones nunca le prestó demasiada atención a este tipo de espacio comunitario deportivos.
En la época de los setenta, ochenta, noventa fue ahí el pico de las peores épocas y creo que a partir del dos mil empieza un nuevo modelo de estado y se toman otros mecanismos de comunicación con los clubes de barrio. Actualmente tenemos relación con el Ministerio de Deporte de la Nación y la Secretaría de Deporte de la Ciudad pero también con el Ministerio de Cultura. Se abre un abanico de relaciones que tiene que ver con que el club empieza a mutar de las cuestiones más clásicas deportivas a buscar nuevas formas de relacionarse con el barrio. El tema cultural en los últimos años está tomando una dimensión importante.
Susana nos trae el recuerdo de otro momento de crisis y el lugar que el S.A.B.E.R. supo jugar:
Recuerdo la etapa del trueque… Mirá, nosotros siempre fuimos un club con una característica social muy importante. Porque más allá de ser un club deportivo somos un club cultural. Eso no es característica de muchos otros. Aunque también el nuestro es un club deportivo y social.
Empezamos a hacer las ferias del trueque todos los domingos porque pensamos que era una manera de abrir la comunidad del club al barrio. Y poder, de esa manera, ser una ayuda en una situación que era gravísima como era todo ese período del 2000 – 2001.
Nosotros empezamos los domingos con doscientas, trescientas personas. Eran emprendedores que venían a hacer este trueque. Y terminamos teniendo más de quinientas personas que todos los domingos venían a hacer este intercambio de mercaderías o de manufacturas o de productos alimenticios para poder sobrevivir. Era una etapa que no hace falta que amplíe yo lo que fue para el estado nacional. Y los clubes no estamos para nada, para nada ajenos a cuál es la realidad social del país.
Nos preguntamos cómo se sobrevive en este contexto. Nos preguntamos y preocupamos por la vida de nuestros queridos clubes. El cierre como realidad que golpea es confirmado por Teti.
El club está cerrado: sólo funciona desde este último mes el buffet con pedidos desde las casas. Se paralizó todo. Para sobrevivir activamos mecanismos con cuotas sociales extraordinarias. Ahora largamos la categoría simbólica de socio honorario que es una cuota adelantada de 10 meses. Además contamos con la ayuda de Deportes de la Ciudad y de Nación, más un proyecto que presentamos en el Ministerio de Cultura de la Nación. Con todo eso vamos sosteniendo servicios y algo de sueldos de las personas de mantenimiento del club.
¿Y en el caso de el S.A.B.E.R.?
¿Qué estamos haciendo para sobrevivir? Bueno, lo que podemos. Colaboramos algunos miembros de comisión directiva.
Por otra parte, está el alquiler del salón, que para nosotros es muy importante. Teníamos alguna reserva hecha del salón: eso nos ayudó sobre todo para el pago de los servicios. Y te uno esto con la otra pregunta: para esta etapa de pandemia hemos tenido el apoyo del Gobierno de la Ciudad. Nos hizo un aporte de $60000 por única vez.
Y el Gobierno Nacional hizo, para los clubes con toda la documentación al día, una donación. Además lanzaron un programa hace un mes más o menos que se llama «Clubes en obra». Nosotros presentamos proyecto para seguir con una obra que teníamos empezada. El proyecto fue aprobado aunque todavía no hemos recibido el aporte en el banco correspondiente. De modo que, cuando tengamos todo depositado, continuaremos esa obra. Para nosotros es muy importante seguir mejorando las instalaciones del club.
Otra cuestión importante es que se nos reconozca el abono de las tarifas. Si esto se da, sería mucho más fácil. Hay una posibilidad de que no se nos cobre la cuota de mantenimiento en la cuenta del Banco Ciudad, que es donde los de CABA tenemos la cuenta. Estamos esperando resolución. Esto sería muy positivo.
Antes de despedirnos, nos dejan un mensaje enfatizando distintos aspectos de las futuras perspectivas. Acerca de Agronomía Central, su presidente compara el origen del club con los actuales objetivos:
Mirá creo que hay similitudes, al menos yo encuentro bastantes. Principalmente las que tienen que ver con los valores y lo que se transmite. Digamos que no hubo mucho cambio en cuanto a poder encontrar en el club un espacio de encuentro social comunitario ligado a los lazos de amistad. Y después hay toda una vertiente sí más ligada a lo deportivo que me parece que sí fue variando un poco con el tiempo.
En general estos clubes en la época del cincuenta, sesenta eran clubes de básquet. Ya en los setenta, a partir que deja de haber potreros, pasaron a ser clubes mayormente del fútbol con lo cual el club de barrio pasa a ser centro neurálgico de la cuna de jugadores y de ahí me parece que hay una parte que se va acomodando a los cambios que se van produciendo en esta ciudad.
El club de alguna forma se fue habituando a las distintas etapas. Hoy está más ligado a lo deportivo cultural, pero en general me parece que más allá de las diferencias siempre la base es la misma. Es poder juntarlos con la gente, generar lazos de valores más solidarios y de amistad. El tema fue siempre la contención de los chicos para que estén en un lugar más ligado a lo lúdico, hoy se le suma la seguridad, ya que por supuesto la sociedad fue cambiando. El barrio fue cambiando y el club se va adaptando pero nunca se alejó de la génesis qué tiene que ver con la solidaridad y el encuentro comunitario.
Susana, en tanto, rescata la pertenencia de la institución a un colectivo de mayor amplitud
Quisiera agregarte que nosotros formamos como club parte de una federación de instituciones sociales, culturales y deportivas. A través de esta instancia nos estamos moviendo para que se nos reconozcan tarifas sociales. Ya veníamos haciendo algo en este sentido pero lo venimos profundizando. Nosotros somos de los clubes que hace muchos años tenemos la tarifa social del agua, pero no de la luz ni del gas. Bueno, nos estamos moviendo con los organismos correspondientes. Esto lo están haciendo algunos de nuestros representantes, ya todos, en esta situación, no podemos.
Gracias a estas palabras brindadas, confirmamos la suspensión de actividades impuesta por la pandemia, seguimos apostando nuestros clubes como espacios culturales, solidarios y de encuentro.
Fotografias de Vivi Prado (@vivianaprado60)