Un sonido importante: la persiana que se levanta cada día. Entrevistamos a José, dueño del almacén Doña Carmen, ubicado en La Internacional entre Andonaegui y Barzana. ¿Cuál es la historia de lxs protagonistas de lo cotidiano de nuestros barrios? ¿Cómo cambia la cuarentena sus vidas, sus formas de estar?
El inicio
La familia de José llegó a Parque Chas en 1964: “veníamos de Caseros, vivíamos en Santos Lugares. A mi mamá le gustó este barrio, así que vinimos a vivir para acá. El primer negocio lo abrimos en La Internacional y Altolaguirre en la esquina, ahí fue nuestro comienzo como almacén”, recuerda.
Vienen a comprar, se quedan hablando un poco. Te cuentan algún problema, algo que les pasó.
“Mi viejo trabajaba en el Ministerio de Bienestar Social, en la parte de las fichas de jubilación de perfoverificación. Cuando asumió Onganía y derrocaron al gobierno democrático de Arturo Illia, lo echaron y entonces tuvimos que dedicarnos de lleno al negocio. O sea, lo teníamos como distracción pero al perder el trabajo pasó a ser nuestra fuente de ingresos. Diría que cosechamos muchos amigos en el barrio y siempre fuimos queridos por la gente.
Laburar con mi vieja era un placer, era una tipa que no discutía con nadie, siempre amable. Como le gustaba jugar a veces a la quiniela, venía la gente y le preguntaba qué número era soñar con algo, y mi vieja los orientaba: jugate este número, jugate el otro…”
La Internacional
El Almacén Doña Carmen es un local pintoresco y cálido, con mucha identidad.
“Los dueños del anterior local pusieron en venta la propiedad, así que el dueño del local en el que estamos ahora nos vino a ofrecer en alquiler uno a unas pocas cuadras. Ahí emprendimos de vuelta el almacén, en La Internacional entre Andonaegui y Barzana».
Cambió mucho esta porquería que se nos vino encima.
«Yo creo que es lindo el trato del comerciante con el cliente, que en otros ámbitos no se ve. Vienen a comprar, se quedan hablando un poco. Te cuentan algún problema, algo que les pasó, uno trata de escuchar de contemplar las cosas, siempre viendo en positivo”.
La pandemia/cuarentena: ¿Cuánto te afectó y en qué? ¿Detectaste cambio de hábitos, propios y de vecinos, de proveedores?
“Respecto al virus, tuvimos que modificar varias cosas con la gente. Trato de hablar muy poco, mantener la distancia, de limpiar todo el tiempo con alcohol, lavandina.
Cambió todo, la verdad que nos cambió todo, el trato en el negocio se hizo más frío, antes por lo menos se quedaban hablando de algo. En cambio ahora no, es solo el saludo, qué te doy, qué vas a llevar y listo. Cambió mucho esta porquería que se nos vino encima”.
Fotografías y entrevista: Vivi Prado (@vivianaprado60)